“El Espíritu Clama” de
Silvia Martínez
Iglesias
“La mayor parte de la gente en la ciudad corre tanto, que no tiene tiempo de mirar flores. Quiero que las miren, lo quieran o no.”
Georgia O'Keeffe
(Pintora)
La “literatura de
ciudad” tiene eso de viento que circula entre calles, callejones, cites, casas,
poblas, depas, hoteles, moteles, ventanas ... Llevando la sustancia del relato
a todos los recovecos donde habitamos en perpleja ignorancia de nuestro fin. He
ahí, entonces, en esta literatura, enmarcada en el prisma de la constante
fotográfica de “la narradora cuento”, donde la expresión del relato, de la
escritora Silvia Martínez Iglesias, horizontiza al lector, quien bajo los
sonidos de la palabra y las construcciones del lenguaje, se compromete con “las
“vivencias vividas por los y las personajes”.
Las sustancias
que nos componen a los lectores y las que componen a los personajes de las narraciones
son muy distintas, pese, a mi creer, que en algún momento fueron una. Es en
este paradigma donde encontramos las vivencias de la narradora-personaje de los
cuentos de esta autora. Ella convivió y convive con ellos y ellas dentro del
libro, los observa de cerca, no hay miedo a ser tratados y perfilados. Sus
personajes son explorados, mediante la disciplina del diálogo y el oír, a
saber:
DESCONÉCTATE
“En la vereda de enfrente, un hombre veía la
hora en el reloj de la Escuela de Derecho de Pío Nono. Me gustó. Lo seguí,
pensando en que soltaría su celular…”
Pág. 35
RESENTIMIENTO
“La señora decía:
–Ahí viene la
niña, esa que traen siempre con el mismo vestido.”
Pág.
45
Ciudad
Con el surgimiento de las ciudades modernas,
con su tráfico y su gran industria, y sus multitudes alborotadas en voces y
colores chillones, latente palabra (ciudad) que abarca puentes y carreteras, en
un universo concrético, habitable defensa contra el frío y el calor, sin
embargo, esta ciudad muraliza los interiores humanos, los sentires, la esencia
luminaria de todos(as). Puesto que la escritora reconoce esa falencia en las
ciudades, un tanto agónicas, suicidas, indiferentes, lo ilustra develando lo
sensible de todos nosotros(as).
HIGHSCHOOL
“Yo escribía
sobre la ciudad y sobre los monstruos de ciudad que veo.”
Pág. 49
HIGHSCHOOL
“Ustedes tienen
Starback, pero son todos mapuches, me dijo un día un argentino en Buenos Aires.
Así es no más, –le contesté.”
Pág. 49
Personas-Personajes
Hay en estos relatos personajes-habitantes.
Seres que sumergidos, navegan, dejan un halo en su pasar, un halo que, si se lee
bien, transporta algunas alegrías, sentires de dolor, soledades. Acciones
ancladas en la memoria, que la autora descifra: en sus lugares de trabajo, en
sus direcciones…en los espacios públicos.
Hay en ellos el tatuaje del laberinto ciudelico que implica una ciudad.
Piden ser escuchados, la narradora es quien escucha, anota y experimenta eso de
mensajera, la narradora lleva el mensaje de los personajes, los hace públicos, los
saca del anonimato, da una gota de redención, alivia a sus espíritus a través
de la de eso que cuesta tanto: el ser oido. Léase :
EL ESPÍRITU CLAMA
A todos los guardias
de seguridad de Chile
“A los cincuenta
años hablaba como si lo mejor de su vida ya hubiese ocurrido.”
Pág. 7
“Yo lo escuchaba
todos los días o las veces que me lo encontraba en el parque y cada día me
hacía una imagen más completa de él, en el sentido de conocer a un ser (…) a la
deriva de su suerte o su criterio, de trabajos no muy seguros, así era su vida…”
Pág. 7
Narradora-
Autora
En los relatos,
nos encontramos con formas y estilos para entregar información recopilada, pero
en más profundo, se concede una oportunidad para dar luz con los sentimientos.
La autora de “El Espíritu Clama”, viajera de ciudades, lo hace mediando,
buscando equilibrio en las disímiles formas de vivir de sus personajes. No hay
prejuicios en tratarlos, narra en un ejercicio amigable con ellos, luego
especifica el o los lugares, contextualiza todo aquello que pasa. Es como si la
narradora y la autora conformaran un solo cuerpo, mediante éste, entre las
historias y el “acá” de nosotros (as) las y los lectores. Son textos
tranquilos, disciplinados es lo que se lee en los relatos, y de por sí, se
entiende a posteriori, que la narradora realiza un trabajo metódico, sencillo,
que transmite, generosamente su apreciación de la vida. Coméntese:
ROSE EN ALEMANIA
“Él no hablaba
como mujer, él no tenía ningún gesto femenino. Se encontraba en un hostal que
parecía una casa okupa, y estaba vestido de mujer, pero hablaba como hombre.
¿Eso puede parecerles raro? Yo al conocerlo y conversar, a la media hora ya
nada era extraño para mí, era lo más normal que cruzara la pierna y abriera el
diccionario frente a mí. “
Pág.
22
Por Donsatula
Santiago 15, 03, 2022