Hace
poco estaba cruzando una calle cuando vi a unas jóvenes que venían con unos
tres niños cruzando rápido. Hablaban a garabatos, hablaban de la cintura para
abajo, creo que por eso llamaron mi atención. Las miré y vestían bien, con
buzos de marca, que marcas la verdad es que no sé porque no me interesan las
marcas y llevaban el pelo teñido con visos rubios. Creo que no tenían más de
veinticinco años. Me hicieron pensar en el arribismo recalcitrante que todos
llevamos, aunque no todo está perdido ni tampoco mi intención es ningunear al
pueblo chileno.
Creo
que hay infinitas situaciones patéticas en donde el chileno común manifiesta su
“arribismo”. Hablar de sus viajes al extranjero (a sabiendas que viajar es
increíble), pero esos mismos chilenos que pagan viajes ostentosos cuando están
en Chile y viajan por ejemplo a Cartagena (V Región) lo hacen mirando todo
desde el hombro hacia abajo porque en la TV dicen que es el balneario popular,
y lo peor es que en Santiago vive en una comuna común y corriente.
Hay
una pregunta que me hago y la escribo desde esta plataforma para compartir mi
inquietud. Si en Chile se reclama frente a todo, si existen tantas
agrupaciones, como vemos hoy, frente a diferentes temas. Si nos dieran por un
día la posibilidad de crear el Chile que queremos, ¿Qué haríamos? Eliminaremos
el petróleo, tendríamos autos eléctricos, restaurantes para mascotas, que ya
existen en Chile, ayudaríamos a la naturaleza, promoviendo por ejemplo que hubiese
más árboles. Ayudaríamos a plantar más araucarias, sabiendo que tardan muchos
años en crecer, esperando o enseñando a que otras generaciones las sigan
cuidando. Seríamos capaces de observar la manera de organizarse del pueblo
mapuche, la que sea, pero tolerando que nazca de ellos y no que un huinca les
diga cómo vivir. ¿Qué haría usted si pudiese crear un mundo nuevo?
Y
me parece que frente a la dimensionalidad de nuestra sociedad, lo que nos
parece distinto es lo que atacamos. Ahora la falta de respeto frente a los
demás, ya ha sobrepasado todos los límites mostrando nuestra inherente
violencia casi instintiva del chileno común. Cuando dicen la raza es la mala,
no sé qué pensar, ni siquiera quiero creer en esa frase.
En
mi caso y sé que es el de muchos otros no necesité comprar la camioneta cuatro
por cuatro para sentirme alguien, no me teñí el pelo más rubia para sentirme
más de arriba y sabe porque, porque da lo mismo, así de simple. Da lo mismo,
fíjese en el contenido, no en la forma, váyase por el camino difícil. Hay
momentos en que las realidades si se mezclan y en que las clases sociales si se
miran. No nos hagamos los lesos, que los chilenos somos especialistas para eso.
Artículo publicado en web Cooperativa
No hay comentarios.:
Publicar un comentario