![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuNaR1E3luv90OytLtq8A_7Ru67AWjZ5iOd23UgPMbejDOxXFgsbbMIl2W-0TVbegZjDhrZrxw9aNW7P4czNPMGBijJOIVyHDBikUIlmmo3NmhPsfhn3W2hOhkXPsSMPrzZRFO/s1600/cover.jpg)
Como siempre voy a ir dejando algunos fragmentos, que considero dan para
análisis o para interpretar facetas de la Nobel.
Fragmentos
“Así, mientras la mayoría de las mujeres chilenas no están acostumbradas
a trabajar, y las que lo hacen son sobre todo obreras que necesitan su sustento
diario, Mistral trabaja desde los 15, sus años laborales suman alrededor de
veinte, y ya ha vivido en seis ciudades distintas a lo largo de todo Chile.
Lavrin (2005) da cuenta del perfil laboral en Chile durante los primeros
años del siglo XX, por medio del cual se hace manifiesta la diferencia
entre Gabriela MIstral y la mayor parte de sus compatriotas: “en 1913 las
mujeres componían el 22,1% de la fuerza laboral: de ellas el 97% eran
obreras”. Y agrega [en] el censo de 1920 [...] más de la mitad de las
mujeres que se clasifican como profesionales son matronas y hay sólo treinta
y cuatro médicas”. p. 40 - 41
“Por lo dicho, una mujer de clase media como Gabriela Mistral, sin
hijos, sin marido, sin hogar fijo, dedicada al trabajo intelectual y
afianzando una ascendente e influyente carrera docente, estaba llamada no sólo
a participar activamente en estas organizaciones dedicadas a la emancipación
femenina en Chile, si no a ser casi un estandarte dentro de ellas . Sin
embargo, esto estuvo lejos de ocurrir”. p. 41 - 42
Gabriela en México: bibliotecas populares como eje de la cultura agraria
“En 1922, a los treinta y dos años de edad, Gabriela MIstral se retira
del Liceo N° 6 de Niñas de Santiago y se traslada a México. Sin duda, unas de
las razones de su partida es el cansancio ante las constantes críticas
recibidas por sus pares debido a su falta de título profesional;
sin embargo, es probable que su mayor motivo para emigrar haya sido su entusiasmo
por participar en el proyecto de educación popular del recién citado José
Vasconcelos”. p. 49
Para quienes no saben quién fue José Vasconcelos, fue ensayista, ideólogo y político mexicano, influyó notablemente en la definición de un ibero americanismo basado en el mestizaje. Fue fundador del Ministerio de educación en su país, desde el cual desarrolló una fecunda labor, lo que le mereció el sobrenombre de El maestro de la juventud de América.
Para mí Gabriela Mistral es la escritora y poeta de lo rural, la
adelantada, feminista, rupturista, ni siquiera necesitó estudiar para ser
profesora, su talento pedagógico era innato. Por lo mismo fue constantemente
criticada. Es la poeta del Chile rural, simple, dificultoso en todo, que está
en camino a la modernización. Eso noto en sus textos y biografías o en lo que
se escribe sobre ella y su itinerante ritmo de vida, con cambios de ciudades y
países.
Puede un artista ser sencillo, Gabriela lo era, era una mujer sencilla,
dicen quienes la conocieron que era como un libro abierto, dudo que haya sido
fácil o simple, creo que ningún escritor puede ser fácil o simple y por más
sencillez que se tenga, los escritores están cubiertos de un aire inquieto, de
ese algo interesante que los hace ser escritores. Escribir es como
transformarse en un instrumento, una herramienta que produce literatura y
entrega letras con sentidos múltiples. Creo que eso es la esencia de este
antiguo oficio que se apodera de las personas volviendo su alma a este oficio
infinito y ávido de seguir sumergido en él.
“El libro es considerado como un objeto puro que no debe rebajarse a
la masificación en serie. De hecho, el libro es considerado un objeto de lujo y
la clase media lo utiliza para ganar estatus: históricamente, entre 1920 y
1950, cuando estos sectores vivían todavía en las proximidades de la Alameda,
en Recoleta, en Ñuñoa o en La Cisterna, predominaba el primero de estos
ámbitos. Los libros estaban presentes en el estante de todo living-comedor que
se preciara. Después de 1950, cuando comienzan a trasladarse a Las Condes,
Vitacura y La Florida, el lugar del libro lo ocupará el auto. Los libros, al
ser objeto de lujo, son caros. Lejos entonces de su alcance, la clase popular
sólo tiene acceso a los textos escolares entregados por el gobierno desde fines
del siglo XIX. El estado, así, es quien dictamina qué deben y qué no deben leer
las personas sin recursos para comprar libros a su elección”. pag. 53
Este párrafo me hizo recordar el proyecto que se hizo en Chile hace unos
años “Maletín literario”, en donde se pretendía regalar a las familias más vulnerables
del país una caja que contenía una cantidad de libros, títulos de diferentes
géneros, que intentaban representar la literatura que debía estar en todas las
casas de Chile. Hubo mucha crítica al respecto, muchos hablaron de
analfabetismo y de no saber ni conocer las cifras exactas de analfabetos en
Chile, en el fondo y creo que es la crítica más inteligente es que no se puede
entregar a la gente una cantidad de libros si antes no les hemos enseñado a
leer. Creo que esto pasa porque a veces se busca lograr un impacto en la
sociedad, me refiero a que las autoridades quieren hacer algo muy llamativo y
no se piensa en las verdaderas soluciones o acciones que la sociedad necesita,
además hay que considerar los recursos que hay que gastar en esto, más los
profesionales y equipos competentes para hacer llevar a cabo estos proyectos.
Es como ser ministro y querer hacer algo sólo porque eres ministro, pero en la
práctica ese proyecto no tendrá ningún impacto real en la sociedad. A su vez,
como todo esto es rápido, se gastan los recursos de manera rápida, y se cumplen
las metas, pero hoy, ¿quién se acuerda del Maletín literario? Me parece que
nadie.
Sobre el pensamiento mistraliano
“Dentro del pensamiento mistraliano, la biblioteca pública es el espacio
ideal desde donde forjar la cultura. Mediante el servicio de préstamo de libros
a beneplácito de sus usuarios y del fomento de la curiosidad por el mundo a
través del contacto directo con la obra, este tipo de organización posibilita
el desarrollo de la cultura libre y gozosa hacia el conocimiento dejando las
facultades frescas para que la persona adquiera conciencia ante su propio
devenir”. P. 78
Hoy en Chile, se habla de los “mistralianos”, gente que se dedica especialmente a estudiar y analizar la obra de Gabriela. Es lo mínimo que se merece Gabriela, y eso habla de que en alguna manera hemos sabido leerla, releerla y recordarla, aunque hay muchos de sus textos de prosa sobre poco conocidos todavía. Este libro se lee rápido, no es porque lo diga yo, ni por ser una comedora de libros, está tan bien escrito y la investigación es bastante idónea, entonces como lectora, avancé de manera veloz. Incluye imágenes de la vida de la poeta. De niña tuve la suerte de ir seguido al norte y de estar en el valle del Elqui, de recorrer y conocer Monte grande, junto a otros pueblos chicos y recuerdo que visitamos en familia el museo. Eso desde alguna mirada me hizo sentirme cercana a la poeta y a su vez abrió la inquietud de conocer su obra y a su vez investigar sobre otros escritores y escritoras escondidos en Chile. Agradezco este tipo de producciones que son económicas ($3000), de fácil acceso y que ahondan en la vida de la poeta desde el análisis y lo mejor, es que habla de las bibliotecas y del impacto de la Bibliotecología en ellas, lo necesario que somos los bibliotecarios, la necesidad de empoderarse en esta área, y por qué no decir, “pastelero a sus pasteles”. Una vez más, me despido feliz de terminar este libro y pensando en cuantos más quiero analizar. Cariños a tod@s.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario