¿No es la lectura el arte de ver las
cosas por uno mismo, de invocar imágenes en la propia mente? ¿Y lo bonito de
leer no es acaso el silencio que te rodea cuando te sumerges en la historia, el
eco de la voz del autor resonando en tu interior hasta excluir todos los demás
sonidos? p. 88
Estas cartas han sido escritas con un lenguaje amistoso, cuentan sobre
el cotidiano de ambos artistas (Auster y Coetzee). Reúne correos electrónicos,
comentarios de malestares de salud, visión del deporte, conversaciones sobre
economía, política, entre otras temáticas diarias.
Se vuelve interesante, según mi opinión, cuando hablan sobre la crisis
económica a nivel mundial, tema del cual conversan en profundidad. Por otra
parte, hablan de idiomas, del latín, el francés, el inglés y de cómo influye la
lengua materna en una persona que quiera desarrollar su vida intelectual. El
inglés se impone como idioma frente a la literatura y la ciencia.
Comentan sus libros y sobre la crítica literaria la que en algunos casos
ha sido destructiva sobre sus obras. Hubo un crítico que escribió un pésimo
comentario sobre el libro “El palacio de la luna”, de Auster. No sé cómo
alguien puede haber visto algo negativo en ese libro, yo lo leí hace tiempo y
lo encontré excelentemente entretenido, el mundo de ese libro es grande y obviamente
está bien escrito. Auster sabe lo que hace.
Comparten opiniones sobre las diferencias políticas entre Israel y
Palestina, dando opiniones bastante lúcidas sobre lo que ocurre en Israel.
Diciendo como conclusión que el peor problema de Israel son los mismos
israelitas. Ellos en sus percepciones, se alejan de las opiniones repetitivas
sobre el tema, como hacer la similitud frente al Conflicto Israelí con el
Apartheid, ambos mencionan que son problemas diferentes, con aristas distintas.
Son interesantes sus reflexiones.
Si dejamos a nuestros seres amados
difuntos dentro de agujeros en el suelo o bien los consignamos a las llamas,
¿por qué iba a ser un sacrilegio deshacerse de los libros muertos? p. 190-191.
Transcribo este fragmento porque soy bibliotecaria y considero que la
biblioteca clásica debe convivir con la biblioteca virtual y puede ser muy
romántica mi opinión, pero adoro hojear los libros, por supuesto que
diariamente leo artículos en línea, pero la posibilidad de tener un libro,
hojearlo y llevarlo conmigo es una maravilla, tengo un kindle y aún no logro
conectarme con él, (aunque tengo más de cincuenta libros en él), sin duda que sirve sobre todo para viajar o
leer en los traslados. Todavía estoy pensando en si entro o no en este mundo,
lo más probable es que lo haga.
Pasando a otro punto, ambos escritores hablan de literatura, comentan
sobre el sentido espacial del escritor. Se liga esto de alguna manera al
misterio de cuando leemos y observamos o creamos imágenes absolutamente
diferentes de otro lector. Puede un párrafo entregarnos el ambiente físico de
una obra o de una situación en forma concreta, ejemplo: Había una casa roja en
medio de un sitio eriazo…., sin embargo cada mente interpreta y crea una
realidad diversa. Mencionan algo muy interesante. Hablan sobre la mente y la
constante de pensar en algo o crear algo, ¿acaso la mente detesta el vacío? Al parecer
si, porque a través de la lectura siempre generamos imágenes, hacemos
conexiones, damos juicio de valor, entre otras infinitas observaciones.
Me demoré en leer este libro más menos un mes. No sé si es mucho tiempo
o poco, creo que da lo mismo, lo que si se es que lo recomiendo.
Pronto comentaré un nuevo libro. Saludos!!
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