Que puedo decir, definitivamente es mi autor favorito, aunque a mí todos
los libros me gustan, ustedes saben soy una adicta a la lectura. Un amigo mío,
dice que leer es muy raro, y que escribir también es raro. Pero bueno,
detengámonos en este libro, que es super, pero super entretenido.
Primero quiero contar que lo leo lento porque es breve y no quiero que
se acabe.
Estamos frente a un texto con voz narrativa en primera persona que
quiere o pretende crear un escrito invisible, no sé como un escritor puede
pretender algo así, pero con Vila - Matas todo puede pasar. Esta idea de
argumento me recordó Una asesina ilustrada, el juego literario que al parecer
es el lev motiv del escritor, que en Bartleby y compañía, de principio encanta.
Menciona a través de notas a escritores que dejaron de escribir, cuenta
las razones por las cuales algunos escritores deciden no escribir más. Juan
Rulfo dejó de escribir porque su tío Celerino ya no le contaba las historias.
“La radical soledad de estos últimos
días me está convirtiendo en un ser distinto. De todos modos, vivo a gusto mi
anomalía, mi desviación, mi monstruosidad de individuo aislado. Encuentro
cierto placer en ser arisco, en estafar a la vida, en jugar a adoptar posturas
de radical héroe negativo de la literatura (es decir, en jugar a ser como los
protagonistas de estas notas sin texto), en observar la vida y ver que, la
pobre, está falta de vida propia”. p. 53
“Me he despertado muy pronto y, mientras
me preparaba el desayuno, he estado pensando en toda la gente que no escribe y
de repente me he dado cuenta de que en realidad más del 99 por ciento de
la humanidad prefiere, al más puro estilo Bartleby, no hacerlo, prefiere no
escribir”. p. 58
Anécdota en el transcurso de la lectura de este libro
Estoy en una cafetería muy pirula
leyendo, estoy demasiado feliz, disfruto mucho a E.V.M. Tomo té verde. Hace un
rato me reí mucho porque el escritor dice que el 99% de las personas decide no
escribir. Me pareció muy curioso este pensamiento. Creo que yo elijo escribir.
Recuerdo una tarde en que mi madre, (de quien siempre he dicho que es una santa
para Chile, sobre todo cuando está en silencio), llegó a mi departamento y se
sentó en el único sillón rojo que tengo y me dijo: - Pero hija, vives sola,
rodeada de libros. Yo la miré, pero no le dije nada. Y ahora pienso que eso
para mí es la normalidad en mi vida.
Hace un rato me relajé tanto, tanto
leyendo que me olvidé hasta de mi cartera. Es que encontré un episodio muy
bueno. Él se encuentra en una cafetería, si no me equivoco, y habla con una
mujer, le conversa sobre escribir, él le pregunta a ella si escribe, la mujer
le dice algo como, ¿yo le parezco una mujer que escribe? con un tono de halago.
Otro hombre que es el marido de esta mujer, que justo anda cerca, le habla al
narrador y le dice…-Hey, ¿tan temprano y ya con ganas de ligar? Cómo si el
trasfondo de hablar no fuera otra cosa que ganas de tener sexo.
Espero que esto no le haya ocurrido al
escritor, y si pasó, lo pienso algo colorado, contestando cualquier frase.
¿Cómo no me voy a volar leyendo? ¿Cómo
no me voy a olvidar de mis pertenencias? Afortunadamente mi cartera negra
estaba colgada tras de mí, en el respaldo de la silla. Ahora la tomé y la puse
en la mesa, creo que es más seguro. Lo material no se fue de mí. Fin de la anécdota.
Como lectora busco la historia que el escritor está mostrando, pero ésta
es invisible. ¿Qué puedo pensar? - Bueno, lo que sea. Creo que la historia es
que el narrador está reflexionando sobre la idea de dejar de escribir, quizás
inclusive, esta misma historia.
“Siempre fue una vieja aspiración de
Oscar Wilde, expresada en El crítico artista, no hacer absolutamente nada, que
es la cosa más difícil del mundo, la más difícil y la más intelectual. p. 116
Volviendo a la historia, en un momento el narrador cuenta que lo acaban
de despedir. Creo que este hecho es un detalle importante en medio de esta
historia invisible. Por otra parte, el narrador habla mucho sobre la Literatura
del NO, y da ejemplos. Los novios que deciden no casarse, el escritor que deja
de escribir, son como vivir situaciones en donde por lo general se toma una
decisión, sin embargo se decide no hacerlo. Creo que eso son los Bartleby,
seres en los que habita una profunda negación del mundo. Al parecer la
literatura es una muy favorable excusa para transformarse en un Bartleby.
Sigo leyendo este interesante libro, ya estoy en la página 162 y no
quiero que termine.
Llegué al final, un final muy al estilo de Vila - Matas, por supuesto
que no contaré más. Una vez más ha sido un agrado leer un nuevo libro del
escritor que por estos días me gusta más. Saludos!!
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