Este libro es del autor
Juan Domingo Arguelles, se trata de fomentar el hábito lector a través de
metodologías amenas para llegar a los más chicos, propone estrategias
motivadoras, defiende los libros sin caer en idealizaciones, ya que no se puede
obligar a nadie a amar la lectura, aunque si se puede “contagiar” este hábito
sobre todo a los nativos de internet y los fanáticos de los teléfonos
inteligentes.
¿En qué momento trágico
de nuestra cultura culta se comenzó a disociar lectura y escritura?
Probablemente ello ocurrió en el siglo XVIII, con la sociedad industrial,
cuando comenzó el comercio a gran escala y se identificó al lector como un
simple cliente, como un consumidor de libros y letra escrita. Antes, y aún a
partir de 1450, con la imprenta de Gutenberg, y hasta el siglo XVII, eran tan
pocos los alfabetizados y, por tanto, los lectores, que no había mucho mercado
como para poder hablar de amplio consumo. p. 31
Me encanta este
fragmento porque me hace pensar en que las editoriales, las grandes, las que
les ganan a las más pequeñas, en el romanticismo de la existencia de las
mismas, en la competencia a nivel de imprenta y por sobre todo me hace pensar
en la falta de una editorial nacional, que al menos en Chile, según lo que
percibo no existe.
Así define este libro la
vocación de formar lectores; “Placer, alegría y felicidad son emociones que
están dentro de la vocación, pues vocación es también inspiración, disposición
natural hacia algo, inclinación gozosa que se despierta sin que nadie nos
fuerce a ello, lejos de la imposición. Destino es también rumbo: la ruta el
camino que se abre ante nosotros y el cual seguimos sin estar espoleados por el
deber” p.34
Lo bueno de este libro
es que contiene una gran bibliografía, la cual es muy variable, así se puede
internar en estas citas de citas, buscando qué libro le agrada más o le
satisface sus inquietudes lectoras. 100% recomendable.
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