Cuando José Donoso asistía al colegio, hacía la cimarra constantemente,
solía ir a los bosques de Peñalolén o a los parques de la Quinta Normal.
Frag. “El adolescente que hurgaba en los índices de autores no pasó
desapercibido para el director de los archivos, don Ricardo Donoso; lo imaginó
interesado en algún tipo de investigación y se ofreció para ayudarlo. No podía
encontrar mejor guía y José comenzó una seria indagación genealógica sobre los
Donoso; rastreando a sus ancestros hasta los tiempos de la conquista. Nunca
mencionó en su casa esa pesquisa intelectual, por temor a que le preguntaran en
qué momento se dedicaba a ella”: Pág.21
“Cuando dejaban de lado los libros de Thomas Mann, Kafka, Camus, Sartre,
la Beauvoir, los rusos y ciertos norteamericanos, especialmente Faulkner, Pepe
y sus amigos conversaban y reconversaban…”. Pág. 26
“Me contó toda la historia de sus largos días magallánicos y de su
lectura de Proust guarecido tras una roca, durante nuestro viaje en el
babriolé. Posteriormente escribió sobre esas experiencias y las incluyó en
Conjeturas sobre la memoria de mi tribu”. Pág. 32
Luego José Donoso partió a Buenos Aires donde amplió su mundo cultural.
“Regresó a su casa convertido en hijo modelo, se puso al día con sus exámenes
secundarios, se presentó al Bachillerato, pasó éste con mediana honra y se
matriculó en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile sin intención
de dedicar su vida a la carrera de profesor, muy poco estimada en esos años,
pero no existía la facultad de Letras, de modo que optó por lo más parecido a
su verdadero interés. Tuvo por lo menos dos maestros que calificaba de
extraordinarios: Mrs. Hicks, de literatura inglesa, y Luis Oyarzún de
estética”. Pág. 34
En 1948 José Donoso se fue a Nueva York. Estuvo en Princeton y
Washington. Toma clases de francés, alemán y filosofía. La beca le ofrecía lo
justo y lo necesario. Estudiaba en el Instituto de Estudios Avanzados.
Le gustaba leer a Virginia
Wolf.
“Durante el periodo de
vacaciones de 1950, viajó con Frederick a México en un automóvil adquirido por
éste en cincuenta dólares”. pág 75
“A partir de Veraneo, José
se convirtió públicamente en escritor, decodificar de la realidad, intérprete
de su medio, lo que no reportaba honra ni dinero. Muy poco después se publicaron
dos nuevos cuentos suyos: El hombrecito y Ana María”. Pág.87
“Se puede decir que
Coronación fue un éxito. Se tiraron tres mil ejemplares y se vendieron todos:
¿qué más podía desear un escritor nacional…? Si perseveraba en la creación,
alguna de sus obras alcanzaría el honor de ser lectura obligada en los
colegios”. Pág. 105
Donoso escribió variados cuentos, entre ellos tenemos El Charleston, La
puerta cerrada, Ana María, Paseo y El hombrecito.
En 1961 recibió el Premio Chile - Italia, se fue a Europa a recibirlo.
Se casó con Pilar el 13 de octubre de 1961.
“En ambas novelas se da la interrelación de mundos paralelos, la
ambigüedad, las múltiples posibilidades de la persona. José escribe El lugar
sin límites poseído por el obsceno pájaro y por lo tanto está cargado de las
ideas obsesivas que pueblan este trabajo. Los críticos señalaron que seguía la
línea surrealista marcada por el final de Coronación. Refiriéndose a este
juicio muchas veces repetido, dijo Donoso después: Nunca me gustó el
surrealismo, pero me describen así. Problema de ellos, de los críticos”. Pág.
154
Le ofrecieron trabajo en Iowa para ser profesor universitario.
En 1978 Casa de campo obtuvo el Premio de la crítica en España.
Su hija Pilar se casó con un primo, tuvieron dos hijas: Natalia y
Clarita.
En 1995 publica el libro El lugar donde van a morir los elefantes.
(Editorial Alfaguara).
En 1996 publica Conjeturas sobre la memoria de mi tribu (Editorial
Alfaguara). El 7 de diciembre falleció en su casa del barrio Providencia.
En 1997 aparece póstumamente El mocho (Editorial Alfaguara).
Recomiendo la lectura de este libro para los fanáticos de la vida de
José Donoso, aparecen interesantes episodios de su vida junto a su familia y
amigos. No te arrepentirás de leerlo.
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