30.12.06

Bitácora Sur de Chile

Fragmento

Ellos son chilotes. Son risueños, picarones, pillos y buscavidas, sobre todo ella que hace un tiempo se separó de su segundo esposo y vive creando malabares de negocios para mantener a Roro y a sí misma. Marta nos ofreció un curanto para el día siguiente, asi es que durante el paseo aprovechamos de comprar los mariscos a los pescadores de la zona. Yo no sé cuáles serán en total las fuentes de ingreso de aquellos lugareños, me refiero a qué tipo de mariscos extraen de ese lugar, vi que trabajan el chorito y probablemente la almeja, pero lo que más se da en esta fecha son las algas que las exportan al extranjero y el kilo de ellas en chile se vende a $ 23 pesos.
Algunos chilotes aprovechan el verano para trabajar y juntar dinero para el invierno según los fines de cada uno, pero hay quienes no son provisores del invierno y se gastan el dinero en vicios así como cualquier mortal que nace en Chile.

Durante el paseo por Pupelde nos tomamos unas fotografías y la Sra. Marta nos dio Nalga, creo que así se llama. Es una verdura, una planta más bien, que tiene hojas enormes y del tallo se extrae la nalga que tiene un color parecido a la penca y está envuelta en hilachas parecidas al color de la betarraga. Al rato caminamos por una pradera, en un camino vimos un árbol gigante que mostraba sus raíces al igual que las arterias de un ser humano con intestino grueso y delgado, claro que las raíces son un tanto más finas, me parece que nosotros somos más gruesos en algunos casos. Caminamos largo rato, nos reímos, conversamos y nos contamos cosas de nuestras vidas. Los viajes sirven para hablar, hablar con razón y sin razón, cantar y contarse lo que se venga a la cabeza. Bien, ahora el Andrés acaba de despertar, me parece que tiene frío, es que aquí en Chonchi nos ha tapado un temporal de lluvia y viento, pero en otra historia va eso. Quisiera salir a fumar un cigarro, pero afuera está lloviendo, quisiera conversar, pero todos están dormidos. Quisiera tomar un vaso de vino para pasar esta lluvia. Creo que no me queda más que esperar, esperar, esperar, esperar, que alguien despierte.

Verano, 2003