27.10.17

Una mujer partió a caballo. D.H. Lawrence

Estamos frente a una historia breve y muy bien escrita. El argumento central relata la vida de un matrimonio con veinte años de diferencia y dos hijos de sexo opuesto. Él posee una envidiable fortuna, ella es casi una mujer normal, aunque nerviosa, tan nerviosa que se interna en una clínica para recuperarse durante tres meses.

Ella se siente acompañada todo el tiempo por su marido y por sus hijos. Eso la ahoga un poco. Su pasatiempo son los caballos, ellos le dan acción a su vida y al contexto de esta historia que se lee de sopetón.



Apenas oyó mencionar a aquella tribu sagrada de los indios descendientes directos de Moctezuma y de antiguos reyes aztecas, la mujer presintió que su destino era vagar por las secretas regiones rodeadas de desoladas colinas... Y sin comprender qué impulso la hizo tomar tal determinación, un día montó en su caballo y partió, abandonando a su marido y a sus dos hijos...

En esta obra aparece el mundo indígena, sus rituales con revelaciones trascendentales y paganas liturgias. Recomiendo leer esta obra, yo me sentí cercana a ella porque no tengo una necesidad constante de estar en familia, aunque el amor es importante y los vínculos hacia los demás son inherentes a nuestra naturaleza, este texto me provocó curiosidad y leí algunos comentarios aparte de esta obra que indicaban que lo más seguro para una mujer era estar cobijada por una familia manifestando el peligro del mundo. Esta es una cuestión bastante cierta, pero que nos delimita a los quehaceres domésticos o a la crianza de los hijos. No me considero una feminista intransigente, pero si agradezco que el mundo en este sentido haya cambiado, incluso hoy los hombres tienen más conciencia de su machismo, algunos hablan del tema e intentan no controlarnos todo el tiempo. Yo encontré normal el sentir de la protagonista de esta obra por sentirse ahogada al interior de su familia, ¿a quién no le ha pasado?

D.H.Lawrence es un escritor inglés de reconocimiento a nivel mundial. Escribe muy bien. Entre sus publicaciones encontramos “El pavo real blanco” (1911), “El transgresor” (1912), “Hijos y amantes” (1913), “El arcoíris” (1915) esta obra fue censurada por obscenidad sexual. Luego publica “Mujeres enamoradas” (1920), “La niña perdida” (1920), “El mar y Cerdeña” (1921) y “La vara de Aarón” (1922). Luego publica “Canguro” 1923 y “La serpiente emplumada” (1926).
Su obra famosa es “El amante de Lady Chatterley” publicada en el año 1928.





19.10.17

La vitrina sin cristal de Leo Paredes

Hace meses, quizás años,  veo a poetas en la ciudad y los escucho en ciertos encuentros literarios en donde está la posibilidad de conocer sus propuestas y como he visto a tantos y tantas tomé el libro de mi buen amigo Leo Paredes “La vitrina sin cristal” sabiendo que sus poemas me harían conocerlo mucho más.



El título de este libro “La vitrina sin cristal”, me vincula de alguna manera  a la obra del poeta Juan Luis Martínez. En su libro “La nueva novela”, (muy costoso por lo demás) hay una página transparente que muestra la mirada vanguardista del artista y que permite como lector pensar absolutamente en lo que una quiera, en mi caso me hizo pensar en el marco de una obra, lo que está al interior de una obra, en cómo inclusive en el arte necesitamos que exista alguna frontera para definir dónde comienza y termina un objeto artístico, más todas esas características más bien cualitativas que podemos apreciar en el arte. “La vitrina sin cristal” calza perfecto con este concepto del que vengo escribiendo. Imagino esa vitrina sin cristal y pienso en cómo nos comportamos cuando miramos algún objeto o algo que nos llama la atención y cómo atribuimos el precio de lo que vale a ese “algo”. También pienso en el “signo” del vidrio, el cristal que no está y pienso en cómo los chilenos nos comportamos cuando en una escena habitual se nos cambian los códigos, como “performance” en la calle, o la conocida “Casa de vidrio”, entre otras propuestas artísticas expuestas en museos o en la vía pública.



La vitrina de cristal fue publicado por Ediciones La polla literaria en conjunto con la Revista El Pájaro verde en el año 2012. La editorial señala que “en este libro figuran sus mejores versos, poemas anestesiados y otros eufóricos, “se han ido sin volver, en el caldo vaporoso que desafía el invierno”, y aunque no lo queramos, se han vuelto manjares en el melón que se hunde con la juega y la noche.

Hay un poema que se llama “Leo paredes”, entre los versos destaco este fragmento;
“Leo paredes y así corrijo errores,
leo paredes y así omito decisiones,
pero lamento haber descubierto que la verdad si se inventa,
que la pobreza si se odia,
que la estupidez se disimula
y que la felicidad se compra”. pág.40


Entre los poemas de este libro, me parece que hubo dos de ellos que me gustaron mucho; “Ca-chi-pun”, me fascinó por su genialidad y el juego que implica. El poema “El paso”, me hizo aprender y desaprender la temática que intenta explicar desde lo bíblico. El poema “La rabia” me representa y está para vociferar sus versos contra viento y marea.
Recomiendo este libro porque invita a conocer el mundo poético de Leo Paredes y su mirada en la ciudad, sin prejuicios y con la invitación abierta a mirar la vitrina sin cristal.



De manera general me hizo pensar en
cómo es mi amigo, en una aproximación literaria hacia él y en que imaginaba que encontraría a un poeta original que vive la poesía, de eso no tengo ninguna duda. Me contó que pronto va a volver a publicar, atentos poetas,  o la gente que ama escuchar poesía, atentos a un nuevo lanzamiento de “Dicen al tiempo dicen” y recuerden que para que siga existiendo la poesía no sólo necesitamos esta tierra fértil de poetas si no que lectores que quieran interactuar y leer la poesía  que por fortuna sigue apareciendo. Saludos a todos y todas.