29.1.13

La pedagogía del vacío. Un título asertivo en el Chile de hoy


Hace unos meses tuve la oportunidad de asistir al lanzamiento de este libro que se publicó en la Biblioteca de Santiago editado por Esperpentia. El título me cautivó de inmediato; “La pedagogía del vacío”, me parece que este título le da justo en el clavo a la actual situación de crisis que vive la educación en Chile. Este libro refleja a mi gusto el vacío que produce educarse y de algún modo seguir sintiendo que pateamos piedras, es como si nos dieran acceso a un algo, pero que ese “algo” que se llama educación no logra que nos insertemos, siempre continuamos con la sensación de que no alcanzamos a leer la letra chica, con que se nos ofrece para algunos “este preciado bien de consumo”.

La prosa de Rojas proviene de la miseria, la desmoralización y la derrota, esa misma derrota que nos hace ver el vacío y que quizás ha sido el “leimotiv”  (del alemám leiten, 'guiar', 'dirigir', y motiv, 'motivo') para escribir estas historias desde la marginalidad, ese Chile que se tapa a toda costa, ese Chile sucio y pobre que se intenta cubrir con vidas que corren a pulso, reflejadas en los personajes de este libro.
Sus letras, construidas con gran mérito, nos hacen escuchar a alguien hablando con un otro en la calle, aparece el lenguaje común que usamos los santiaguinos, logra extraer el habla oral y lo lleva a estos cuentos con voces masculinas, a ratos alguna voz femenina. El ritmo de su narrativa es rápido, como lectora puedo imaginar inmediatamente lo que el escritor describe, leyendo por supuesto entre líneas, que sus personajes son personas que no tuvieron otra posibilidad y que llevan la vida que llevan por falta de oportunidades.
La particular pluma de Rojas refleja los códigos sociales, las formas de algunas generaciones de entender el respeto hacia el otro. Al leer esta obra inmediatamente la relacioné con la novela El Roberto y la Julia, escrita por Mario Silva Mera, publicada por la editorial Mago editores en el año 2009. Hago la relación con esta novela, porque ambas recogen el lenguaje común, con garabatos, con frases a medias, con el lenguajear juguetón que usamos los criollos.

Aparecen conocidos lugares, contextualizados en una pieza arrendada en la calle Maturana, un departamento de la Villa Olímpica, en mal estado por causa del último terremoto, una banca del Parque central, entre otros que cualquier santiaguino reconocería.
Mauricio Rojas (1978) ha publicado diversos relatos y artículos de opinión en revista Esperpentia. “La pedagogía del vacío” es su primera obra publicada, esperamos su prosa continúe deleitándonos con relatos de la ciudad, con sus personajes bien desarrollados, con  diálogos coloquiales, propios de conversaciones informales y distendidas, en donde como lectores logra hacer al menos en mi caso, un cuestionamiento del lenguaje que usamos, de cómo nos comunicamos, de los garabatos que decimos, de las palabras que omitimos, entre tantas otras formas que usamos los criollos en el habla. Sin duda, la narrativa de Rojas es muy interesante, y refleja esa parte de Chile que ocurre todos los días y que él como escritor logra extraer de la realidad, llevándola a relatos de muy buen ritmo, dotado de gran talento literario. La intención de este artículo es motivar a otros lectores para que busquen esta obra y conozcan la voz y visión narrativa de un debutante en las letras. Dejo la invitación para leer y conocer “La pedagogía del vacío” Dejo, a su vez, mi saludo al autor.

22.1.13

Idea Vilariño...un hallazgo reciente para mí

Poeta, ensayista y crítica literaria uruguaya perteneciente al grupo de escritores denominados Generación del 45. Encontré por casualidad en la biblioteca de un amigo, un libro del año 1955 titulado Nocturnos.

Leí un poema que me hizo mucho sentido. Lo dejo para compartir;


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Quisiera estar en casa
entre mis libros
mi aire mis paredes mis ventanas
mis alfombras raídas
mis cortinas caducas
comer en la mesita de bronce
oír mi radio
dormir entre mis sábanas.
Quisiera estar dormida entre la tierra
no dormida
estar muerta y sin palabras
no estar muerta
no estar
eso quisiera
más que llegar a casa.
Más que llegar a casa
y ver mi lámpara
y mi cama y mi silla



Al leer este poema me dan ganas de continuarlo...

y mirar mis postales
y los papeles que están cerca de mi
ver la bandeja para llevar la comida que uso todos los días
para comer frente al televisor que suena pero no escucho
y mirar la única estrella que veo desde la ventana
y sentir los ruidos de los pájaros en la mañana
recordar que debo salir, recordar que debo vestirme
que tengo que hacer algo
que no puedo quedarme ahí
y que los libros se quedan
algunos leídos
otros nuevos
a veces quisiera llegar a casa
y no salir más