5.1.07

Para comenzar este año 2007

Alguien las ha pellizcado
Ciertas melodías me producen o más bien me provocan recuerdos. Cuando camino por lugares en donde algo emocionante me ha ocurrido es como si volviera a vivirlo y siento nostalgia.
Todo me provoca. Me provocan las personas, sus rostros y los colores de su vestimenta. Me veo a mí misma y siento cuando otros me ven.

En una noche como hoy veo como pasa mi vida y veo como me adecuo a las circunstancias de ella. Como si yo o fuera dueña de nada, ni siquiera de mí. Es cierto, quizás yo no quiero nada, pero sé que la vida no es más que estar en ella y la vivo en una forma a veces inconciente.

Es ver, ver todo, ver como tambalea la mesa en la que escribo, ver este mantel con colores violeta, las uvas están quietas, alguien las ha pellizcado, las servilletas, el salero, el pan a medio masticar, mis pulsaciones, mis nervios a todo, mi loca cabeza que no para y no descansará hasta mi muerte. Las tablas del piso están viejas y sucias. Pronto aparecerán ratones. Las cosas que utilizamos en nuestra casa son solo pasajeras porque se acaban y habrá que comprar otras. Queda un poco de ketchup, uno que otro aliño para salir del paso. Todo es transitorio. Todo pasa así tan de repente que consigo procesarlo después de varios meses cuando descubro que otra vez me encuentro en la nada.

Una puerta se abre. Las ventanas también (solo para ventilar la casa) y la música sigue sonando. Ni siquiera la elijo, solo es música que alguien dejó aquí.
Pienso que todo es parte de una necesidad momentánea porque cada día trae sus propios avatares y tareas que suelen ser obligadas.