10.7.16

Todavía, novela romántica de Carlos León


Carlos León nació en el norte y terminó sus días en Valparaíso, lo descubrí al leer un artículo en un diario en línea, como es porteño de inmediato me interesé en su literatura.. Se cuenta la historia de un hombre que está enamorado de Carmen, y el relato se sitúa en un cotidiano donde salen juntos a pasear, se muestran cosas simples, muy bien escritas. Estamos frente a un verdadero escritor que imagino debe haber tenido en vida reales reconocimientos, al menos la crítica le lanza flores por docenas.

Frag. “No necesitaba sobornarme, pues yo me sentía irresistiblemente atraído hacia ella, después de detestarla durante más de cinco años, pues me seguía como la sombra al cuerpo, coartando mi libertad”. p. 18
“Por las mañanas, muy temprano, mientras dormía y sus puertas estaban cerradas, tomaba mi bicicleta y enfilaba hacia la calle Gorostiaga; allí había un declive pronunciado. Yo me dejaba deslizar saboreando la sombra, que le confería una fisonomía distinta, fresca y misteriosa, hasta llegar a la Aduana. Regresaba, sintiendo entre mi piel y la camisa la tierna caricia del aire fresco. Luego, un sol, implacable, calentaba como brasa la calle, fulgurante como una bengala, devolviéndole todos su colores”. p. 27

La obra presentada en primera persona es muy interesante, esta es una novela romántica. Relata de manera magistral ambientes, diálogos y escenas del día a día. El narrador relata sus recuerdos de cuando era niño y jugaba con Carmen y escribe de manera perfecta las peleas que tenía con ella y como sus madres intentaban hacer que tuviesen una mejor relación como niños, ya que ambos peleaban mucho y sus madres intercedían para que jugaran sin pelear. Carmen solía manipular las situaciones a su favor, algunas veces lo lograba, otras no. Esta es una novela muy divertida.

En el sitio Memoria chilena, el escritor Alfonso calderón comenta sobre el autor que “tuvimos la suerte de ser amigos de Carlos León, quien nos ayudó a ennoblecernos, a ser mejores, más sueltos de alma, más generosos”. Que hermosa la manera en que describen a este autor.
La novela está situada en Iquique. En ella transcurren años de tiempo en donde Carmen crece y el narrador de esta obra menciona que siempre la quiso y estuvo enamorado de ella.
“De pronto nos sorprendió el carnaval en Iquique. Dicha festividad es cosa seria. Se derogan los hábitos tradicionales y hasta la legislación penal. Para muchos constituía una válvula de escape de los malos instintos, tornándose a ratos la festividad en una guerra de todos contra todos”. p. 64

Me encantaría ir y vivir estas fiestas. Hay tantas celebraciones bellas y distintas en Chile, vale la pena conocerlas todas.
“De pronto, aparecían las comparsas, desfilaban pierrots, hindúes, bayaderas, apaches y especialmente gitanos. Las primeras eran mixtas y, por añadidura, disparaban indiscriminadamente contra todo el mundo.” p. 65

Adoro la historia de amor que cuenta Carlos León en este libro. Carmen, una mujer de mucho carácter, Carlos era cortés con ella, la amaba por sobre todas las cosas. Nunca imaginé el vuelco que da la historia en este romance inocente y feliz.

Esta novela me hizo pensar en cómo un lugar nos determina. Por ejemplo: Juntarse con alguien e ir a tomar helado a un local famoso en la ciudad, caminar por la plaza central, ir a las cafeterías de un barrio bonito, el entorno determina nuestras actividades diarias y la forma en que nos relacionamos con los demás.
Me ha gustado mucho el ritmo de espacio de este libro. Se siente como pasa el tiempo en Iquique, se siente el abandono de las salitreras, las huellas de esta ciudad fantasma que alguna vez tuvo una vida rica, inquieta y de una economía prometedora.

Al leer este libro sentí placer, demasiado placer, literalmente volé imaginando sus escenas y personajes. De lo último que he leído me parece que esto es lo más bello y bien escrito que ha llegado a mis manos. Me hizo pensar o reflexionar en que cuando el amor llega a nuestras vidas, ya sea algo breve o más largo, en realidad nos hace sentir que existimos, al menos eso a mí sí me ha pasado.

Frag: “La veo molestándome con la insistencia de un mosquito, haciendo trampas en los juegos, alejándome de mis amigos; asida a mí, cual una gata rabiosa en la tierra mojada, echándome volantines desde los techos; intrigando con mis padres y mis tías para tenerme amarrado a sus pretinas; en la azotea del chino José, con su cabeza de paje, recostada sobre mi pecho; ahí mismo desnuda, desafiante y mortal; en la habitación del garaje, desprendiéndose de sus ropas como un remolino; aferrada a mí, con la pasión de una tigresa y la ternura de una hermana; diciéndome, no te dejaré nunca; integrada conmigo, formando una aleación inmune a la muerte, que organizó mi juventud, de la que aún me nutro, dándome una identidad que dura todavía”.

Que maestro este fragmento, lo amo. Esta novela muestra como un amor puede determinar tu vida para siempre. La recomiendo, sobre a todo a las personas más a la antigua, no es un libro de tecnologías, ni de amores temporales, esta es una historia de amor de las de antes, yo creo que por eso me fascinó. Salud@s y me parece que esta obra confirma que el amor es el motor del mundo.