24.5.23

Clepsidra. José Miguel Camus

 


A veces pienso que los poetas quieren bajar las estrellas con la mano, visitar la luna con un poema, navegar los mares con los libros, llegar a esa fantasía que arroja títulos de libros floreados.

Fomentar el deseo de lo inalcanzable, abarcar el sol con un dedo, tocar la luna con la boca. Sembrar en el jardín de las delicias un sembrado de versos, todo ello hacen los poetas. 

Están para tocar la lluvia con sus décimas, torcer el destino, enamorar a la doncella, correr por caminos sin tiempo en donde la noche lo abarca todo y no deja siluetas insomnes. 

La poesía llena el vacío, los versos son como un hilo de agua que corre en el lenguaje libre y sin prosa.

Yo me quedo en ellos perpleja buscando algún sonido que me deje continuar las páginas del libro que comento aquí. Hay más poesía que lectores de ellas, ¿qué haremos con ello? Seguir dejando versos sueltos para que alguien los lea. 

 

Poesía de Clepsidra

 

Ahora no estás

ni en los libros,

ni las gentes,

ni las horas

parecen

las mismas. Pag- 39



Una estrella cayendo al levantar mi mano

Un delfín cantando cuando mires al mar

La luna llena en el cielo pintándose el sombrero

Un poema con todas las letras de tu nombre. Pág. 49

 

Editorial Edicionessuicidas. Pág.67

12.5.23

Libros, ¿objetos de consumo o apreciación de calidad?

 En Chile se habla mucho sobre quitarle el IVA a los libros para que podamos acceder a ellos. Ante esta premisa me surge la  pregunta, ¿cuántas personas estarían dispuestas a tener un par de zapatos menos o a comprar un celular menos costoso que el que usa para poder tener dinero y pagar por un buen  libro? O también hago el cuestionamiento de que si en realidad bajamos el IVA al libro o lo redujéramos ¿las personas en realidad leerían más?

Al respecto hay mucho que decir. En Santiago hay barrios que tienen librerías, como la Tienda Nacional, Metales pesados, entre otras bien conocidas y onderas, junto a otras como la Librería Nacional, que me parecen son menos conocidas y que cuentan con excelentes libros para todo bolsillo. Yo las he visitado y me parecen buenas, pero veo mucha moda en algunos casos, me cuesta encontrar ediciones antiguas o nuevas ediciones de libros de grandes autores chilenos, como Patas de perro, de Carlos Droguett, por dar un ejemplo.

Por una cuestión de tendencia y consumo las personas buscan libros con calidad de diseño, se fijan en la impresión, calidad de papel o buenas portadas, llamativas y hechas con buen material. Tengo dudas si alguien sabe discriminar entre un texto con contenido y calidad, versus formato de impresión, tipo de tapa o portada.

En lo personal considero que menos es más y que más vale la calidad del contenido del libro. Aunque tampoco considero subestimar al público, también existen lectores busquillas que indagamos en libros nuevos y a precio justo. Posibilidades más amables para nuestro oficio como lector.

En una ocasión conseguí un texto de Frank Kafka, a muy buen precio, en papel blanco y con una portada que no decía nada, una mano sobre un espacio celeste. En ese aspecto mi criterio fue elegir el texto porque estaba segura de que valía la pena leerlo.

Hace un tiempo el conocido editor Jorge Herralde vino a Chile (Julio 2013) a dar una conferencia conmemorando los 10 años de la partida de Roberto Bolaño. Recuerdo que al final de la charla, al momento de hacer las preguntas, el público le pedía al editor, que hiciera ediciones más grandes, con mayores expectativas de los textos de Bolaño, ojalá ediciones doradas. En realidad lo que en ese momento vino a mi mente fue pensar en que si eso sería o no posible porque frente a la crisis económica de España veía yo bastante complejo que se pudiese publicar obras costosas para el exigente y consumista público chileno.

La reflexión en torno a los libros y la compra que quisiera promover es, ¿por qué compramos libros?, ¿por qué los elegimos?

¿Lo hacemos para sentirnos mejores frente a los demás? o en el fondo, ¿valoramos el texto? La reflexión en medio de una capital que todo el día te bombardea para que salgas de tu casa o de tu trabajo a comprar algo, es bastante nula.

Adquirimos un libro no tan sólo para vanagloriarnos de el o decorar la repisa del salón principal de la casa. Por mi parte si llega un libro a mí, lo cuido y lo trato con cariño, ya que es el mensaje de alguien. Para despedirme dejo la frase de Borges en torno a la construcción maravillosa de un libro.

“De todos los instrumentos del hombre el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones del brazo. Pero el libro es otra cosa, el libro es una extensión de la memoria de la imaginación”. Jorge Luis Borges, escritor argentino. 

Artículo publicado en Web Cooperativa.

 https://opinion.cooperativa.cl/opinion/cultura/libros-objetos-de-consumo-o-apreciacion-de-calidad/2016-08-04/093731.html


Los mayores, enfermedad y muerte

En medio de esta primavera, que no se afirma, pasa el tiempo para todos y este  no perdona. Cobra vidas de familiares, empiezan a morir, se cuentan tres o cuatro fallecidos en al menos los dos últimos años. Caen enfermos en clínicas u hospitales. Las clínicas funcionan como fachadas de hoteles y los hospitales como espacio común gratis o pensionado.

El tiempo es irrevocable. Pasa y se acumula, te muestra que te estás pareciendo a tus padres, a tu abuela que no quiere morir, que es inmortal y que a veces en algún atisbo de lucidez lanza frases brillantes.

Al ver a una persona mayor no hace más que mostrarme que para allá voy, viviendo en la fe de los creyentes que da una luz al final de todos los días  y las noches de susto que a veces se siente cuando la muerte se avecina. Mi padre casi se murió este año y esta historia, mi historia no está lejos de parecerse a otras historias de gente en tercera edad.

Esperar una ambulancia y no saber qué va a pasar, pensar en todo lo que como hija no hice a tiempo por no saber. Hay veces en que la gente o las familias se unen en desgracia, otras veces ocurre lo contrario, una enfermedad puede dar molestias y no todos se adecuan ante lo difícil, algunos mandan buenos deseos desde lejos, eso no sirve para nada, cuando en realidad se está necesitando de todo.

Cuando se pasan estos sustos no hay muchas alternativas, es como si la vida te tomara e hiciera contigo lo que quiera, no hay control, hay fe y fuerza y familiares solidarios.

Lo más maravilloso en una aparición de una enfermedad de porquería es saber que mi padre no se murió. No era su hora. Y lo más increíble en medio de esta vorágine es descubrirlo mirándome con cara de niño, quizás creyendo que algo está haciendo mal.

Yo me descubrí en esos ojitos de uva, de dónde había salido yo hace más de treinta años para pensar en Ceratti y saber que si te llevo es para que me lleves pa, es imposible para mí dejarte solo.

De esta experiencia respeto más a  la tercera edad, quizás de antes ya lo hacía.

Respeto más mi propia vida, quizás ya no me fijo en las pequeñeces que me fijaba antes. Puede parecer bonachón mi mensaje, pero los mayores necesitan más atenciones, son de mucho cuidado, además ellos intentan demostrar que pueden seguir haciendo todo igual como en su vida adulta, tratan de seguir siendo independientes, pero en muchos ámbitos no logran hacerlo.

Escribo esto para todos esos mayores que andan merodeando, medio aburridos en miseria, con escasez de comodidades, buscando comidas finalizadas las ferias de barrio, con el resentimiento de siempre marcado en su piel y en las huellas de sus décadas. Pienso en la gente que cuida a un familiar enfermo, por años algunos.

Cuando se viven estos contextos todo pasa a moverse por otra necesidad, ya no piensas sólo en tu vida o en las cosas que tienes que hacer, incluso tus sueños pueden quedar congelados.

Pienso en la muerte y en realidad no le temo, mientras vivamos en el recuerdo de alguien seguiremos existiendo.

Porque la muerte es simplemente soltar el aliento.

Es dejar de respirar. No más aire. No más vida. No más realidad.

La muerte es algo como dejarse. Como irse. Como reventar a la nada.

Ya no ver el propio imaginario. Ya no imaginarse. Solo pasas a ser una materia disuelta.

Así veo la muerte. Como un paso a otro estado. Como un alma que vuela hacia otro sitio. Un sitio impensado.

Impensado hasta que pasa.

Publicado en Web cooperativa. 

https://opinion.cooperativa.cl/opinion/sociedad/los-mayores-enfermedad-y-muerte/2018-11-04/063650.html



11.5.23

Administración pública en prosa

 

Cercos en el cielo con helicópteros, edificios que no se sabe qué ocurre adentro. El sonido de los pájaros en la mañana está mezclado en las cúpulas de los árboles, hay gente agradable en el lugar. Al pasar los días se nota el desgano y la falta de conducción en los trabajos. Casi no hay comunicación entre unidades, puede un funcionario llevar 20 años en el lugar y no sabe cómo se están haciendo las gestiones, no sabe cuándo a un edificio se le ha cambiado el nombre o no saben con quién tienen que hablar si necesitan algo administrativo.  Malas terminaciones, apología a lo feo, cambios constantes, sacan y cambian piezas de un lugar, adentro no hay belleza, son espacios funcionales, paredes sucias. Se sigue hablando bajito, o pidiendo un favor a alguien que es buena persona. Las conexiones eléctricas no dan abasto. Cambian chapas de puertas, cambian llaves, cambian las cosas de lugar para que otros no las usen.

Prohibido correr en las escaleras, prohibido abrir las ventas, prohibido comer, PROHIBIDO.

Apitutamientos, operadores políticos, malos tratos, recarga laboral a la gente nueva, programas nuevos que se van al carajo por “falta de recursos”, gallitos entre empresas externas y empleados públicos, persecución a honorarios, falta de esclarecimientos sobre procesos internos de la institución, caserío de brujas, patrañas y enroques. Cuestionamientos de bonos, distintos tipos de contratos, el reemplazo del profesional que está con licencia siquiátrica, quizás fue un profesional que de verdad necesitaba urgente un respiro de libertad. Todos quieren mandar, pocos acatan. Un señor arrastra los pies al caminar, refleja un andar cansado y aburrido de la forma en que nos condicionan para mantenernos en el lugar de trabajo.

Militancias. Falta de transparencia frente a listados de personas que pasarían a ser contrata, antes siendo honorarios. Falta de transparencia frente a listados de personas que recibirán más grados antes de jubilarse, falta de transparencia sobre la información que circula al interior de cualquier institución pública. Papeles aprobados durmiendo en carpetas. Anhelo de voluntad para que los procesos sean mejores. Ya no se saca el pan como una flor. Malas lenguas, gallitos de poder entre profesionales, unidades que por a, b, c, d  motivo nacen, unidades que se cierran y que el amiguismo salva disfrazando otra unidad. Gente reclamando porque el tomate no tiene pepas, gente hablando todo el día hasta por los codos porque no tiene más que hacer. Carencia de liderazgo. Gente diciéndole a otro desde recursos humanos que legalmente no existe en la Institución y que este mes no habría pago de sueldo. Hablando por debajo, buscando el prejuicio, buscando clasificar a  la persona, buscando aburrirte para que te vayas sin reclamarle a nadie.

Inmigrantes, migrantes que no nos comprenden, quizás no saben que el mundo laboral no está bueno ni para los que nacimos aquí, las familias siguen conteniendo lo que sea, en su mal o bien proceder.

Protestas de honorarios, gente en la calle gritando y vociferando justicias. Hasta el camión de cervezas se quiere sumar a lo que sucede, porque a río revuelto ganancia de pescadores. Madres pidiendo un cupo en la sala cuna, señoras mayores no queriendo jubilar porque no quieren ir a casa a morir. Gente al atardecer bailando una cueca callejera antes de que llegue el guanaco. Gente vociferando canciones con el temor de recuerdos de décadas anteriores. Persecución interna, paranoia, estrés, pánico, despidos a contratas, gente despedida y elegida al dedo por algo subjetivo que nadie supo y que nadie nunca se va a meter. El amiguismo, el poco y nulo liderazgo, los arreglos bajo cuerda que se cometen a diario, terremotos de despidos a mitad de año, gremios con dirigentes pasados a rollo, como si fueran rockstar, se creen importantes y de seguro que no saben cocinar ni una cazuela. Miradas defensivas, ofensivas y de desconfianza. Gente con terno y corbata con actitud de “chanta” en plazas de trabajos públicos.

Y las palabras que se escuchan son; ES QUE EN TODAS PARTES PASA LO MISMO.  Los profesionales mirando a otros por el hombro, cuidadosos de sus privilegios, arribistas, miradores en menos y temerosos de la autoridad. Funcionarios queriendo ser lo que no son, buscando dar órdenes a quién sea. Odio, rabia, violencia, dejación, pueblo sumiso, resentimiento, consumo, materialismo. Pareciera como si recibieran una orden para no dejarnos dormir y que el sistema, lo que se entienda por sistema siga funcionando.

 Artículo publicado en Web Cooperativa.

 

Arribismo, ¿una cuestión de clase?

 

Hace poco estaba cruzando una calle cuando vi a unas jóvenes que venían con unos tres niños cruzando rápido. Hablaban a garabatos, hablaban de la cintura para abajo, creo que por eso llamaron mi atención. Las miré y vestían bien, con buzos de marca, que marcas la verdad es que no sé porque no me interesan las marcas y llevaban el pelo teñido con visos rubios. Creo que no tenían más de veinticinco años. Me hicieron pensar en el arribismo recalcitrante que todos llevamos, aunque no todo está perdido ni tampoco mi intención es ningunear al pueblo chileno.

 

Creo que hay infinitas situaciones patéticas en donde el chileno común manifiesta su “arribismo”. Hablar de sus viajes al extranjero (a sabiendas que viajar es increíble), pero esos mismos chilenos que pagan viajes ostentosos cuando están en Chile y viajan por ejemplo a Cartagena (V Región) lo hacen mirando todo desde el hombro hacia abajo porque en la TV dicen que es el balneario popular, y lo peor es que en Santiago vive en una comuna común y corriente.

 

Hay una pregunta que me hago y la escribo desde esta plataforma para compartir mi inquietud. Si en Chile se reclama frente a todo, si existen tantas agrupaciones, como vemos hoy, frente a diferentes temas. Si nos dieran por un día la posibilidad de crear el Chile que queremos, ¿Qué haríamos? Eliminaremos el petróleo, tendríamos autos eléctricos, restaurantes para mascotas, que ya existen en Chile, ayudaríamos a la naturaleza, promoviendo por ejemplo que hubiese más árboles. Ayudaríamos a plantar más araucarias, sabiendo que tardan muchos años en crecer, esperando o enseñando a que otras generaciones las sigan cuidando. Seríamos capaces de observar la manera de organizarse del pueblo mapuche, la que sea, pero tolerando que nazca de ellos y no que un huinca les diga cómo vivir. ¿Qué haría usted si pudiese crear un mundo nuevo?

Y me parece que frente a la dimensionalidad de nuestra sociedad, lo que nos parece distinto es lo que atacamos. Ahora la falta de respeto frente a los demás, ya ha sobrepasado todos los límites mostrando nuestra inherente violencia casi instintiva del chileno común. Cuando dicen la raza es la mala, no sé qué pensar, ni siquiera quiero creer en esa frase.

En mi caso y sé que es el de muchos otros no necesité comprar la camioneta cuatro por cuatro para sentirme alguien, no me teñí el pelo más rubia para sentirme más de arriba y sabe porque, porque da lo mismo, así de simple. Da lo mismo, fíjese en el contenido, no en la forma, váyase por el camino difícil. Hay momentos en que las realidades si se mezclan y en que las clases sociales si se miran. No nos hagamos los lesos, que los chilenos somos especialistas para eso.

Artículo publicado en web Cooperativa

 

Periplo de un billete de luca y otros cuentos, letras bonachonas

 


César Biernay Arriagada es un escritor nacional hecho y derecho. Sus cuentos poseen variados Primeros lugares y Menciones honrosas, han sido destacadas en variados concursos literarios. Estamos frente a una prosa atractiva, fresca y bonachona. El artista, nos sumerge en el mundo criollo con una particular forma de ver la realidad. Lo hace con muy buen ritmo. y con un mundo creado bastante cercano al lector. Sus cuentos se leen de principio a fin. 

 

La literatura de Biernay se mueve entre la realidad y los libros, señala el escritor chileno Dario Oses en el prólogo de la nueva obra del autor nacional. 

César nos entrega cuentos breves y extensos que dejan un mensaje como en Periplo de un billete de luca destaca su protagonista, el taxista Juanelo, este es un cuento bastante inquieto y muy entretenido para el ojo lector. 

Una recarga especial es un cuento interesante en donde lo detectivesco aparece a cada momento y en donde los estudiantes son protagonistas. Menciona el reconocido Programa Bibliometro, una biblioteca pública al interior del metro que se cruza con los pasajeros. Este es uno de los cuentos más largos del libro. 

Calor de amor es un cuento que relata la historia de un bebé y las opiniones de su abuela. El narrador interpreta lo que siente el padre al ver que su suegra pide que no tomen en brazos al bebé. La reacción del padre no la contaré, pero es bastante particular como logra defenderse de su suegra y en momentos difíciles decir lo que de verdad piensa. 

Sus cuentos son breves y entretenidos, se leen de sopetón. Recomiendo la prosa de nuestro querido y conocido colega.

 

 

El 2005 publicó “Trupán: Pasado y presente de mi pueblo”, su primer libro, que constituye un rescate histórico del perfil social y cultural de su pueblo. La obra indaga en las raíces de la idiosincrasia trupanina, desde el periodo prehispánico hasta la actualidad. Se destaca el legado patrimonial de coterráneos de diferentes generaciones, además de las bondades del sur de Chile.

Los galardones y reconocimientos que sus narraciones le han brindado en diferentes concursos literarios del país lo instaron a publicar “Periplo de un Billete de Luca”, antología de cuentos y microcuentos que no dejan indiferente al Lector.

También publicó Macabros I y II, relatos de crímenes, como ven hay un mundo por descubrir con él, así es que la invitación es a conocerlo y deleitarse con sus escritos.