5.12.13

¿Qué leer a fin de año?

Qué buena reflexión. No sé, en mi caso suelo leer todo el año y los libros no los elijo, a veces creo que ellos me elijen a mí, por una cuestión de empatía, de química, de inquietudes. Esta vez no diré nada sobre lo que estoy leyendo, no me parece relevante contarlo.

Cuando pienso en fin de año hago un recuento de lo bueno y lo malo que me trajo el 2013. Y es tan disímil para cada persona. Algunas podrían haber cambiado de trabajo, otras podrían haber comenzado un nuevo proyecto, algunos se van de la ciudad, otros retornan, puede ser que algunos hayamos perdido a un pololo o polola, (ese perro que te ladra y que de repente desaparece), otros esperan a su retoño felices, algunos amigos se pelean, otros se reencuentran, hay gente que viaja, otra que está ultra estresada y que no le ves ni la punta de la nariz, otra que es más convencional y que se mantiene en una estabilidad. Otros no tienen mayor novedad porque en realidad no se mueven mucho, algunos quizás no reflexionen, otros quizás nunca lean.

Pero pensemos en que todos leemos y no podemos vivir sin leer, ese es mi caso, leo en el metro, a veces caminando, haciendo la fila en el banco, esperando una entrevista, y me sumerjo en lecturas varias y me voy de viaje, olvidando a veces en qué lugar físico estoy. De todas formas yo pienso o veo que a fin de año, anda todo el mundo medio agotado por diversas razones, por lo mismo es difícil motivar la lectura, pero como es fin de año y vienen las fiestas, la Navidad y el Año Nuevo, invito por mi parte a leer un libro sobre las emociones, a mí al menos me ayudó a comprender diferentes cosas ligadas a las relaciones humanas. El libro se llama Cuentos mágicos para comprender las emociones. Escrito por Abel Pohulanik. Me gustó mucho este libro porque tiene cuentos, imágenes preciosas, muy delicadas y femeninas, encontré que es un texto sensitivo, perspicaz, y enseña a través de historias simples una moraleja, algo similar a las fábulas. No crea que este libro es  autoayuda, ni tampoco piense que recomiendo este libro solo a mujeres, pienso que es para todas las personas, adolescentes, ancianos, de todo un poco.

También quisiera contar que sigo un sitio que es Goodread.com, y es súper top, porque reúne textos a nivel internacional, estuve mirando lo más leído del 2013 y dejo algunos títulos si es que son de su interés, por mi parte no leo lo que lee la masa, no leo lo más vendido, pero de repente le sirve como punto de referencia.
Aquí le dejo algunos de los títulos y el link de la página web de Good reads.

Inferno. Dan Brown. Misterio y suspenso
Joyland. Stephen King. Misterio y suspenso
Noche de cine. Marisha Pess. Misterio y suspenso
Touch & Go. Lisa Gardner. Misterio y suspenso
Vida después de la vida. Kate Atkinson. Ficción histórica
El valle del asombro. Amy Tan. Ficción histórica
El océano en el final del carril. Neil Gaiman. Fantasía
Promesa de sangre. Brian McClellan. Fantasía
MaddAddam. Margaret Atwood. Ciencia ficción
Polvo. Hugh Howey. Ciencia Ficción
Perder la esperanza. Colleen Hoover. Romance
Soy Malala: la chica que se paró de Educación y fue baleada por talibanes. Malala Yousafzai. Memorias y autobiografía





Quisiera añadir que si se encuentra en Santiago de Chile y está pensando en gastar dinero en Navidad, le sugiero comprar libros a Mago editores, Editorial Cuneta, La Polla Literaria, entre otras nuevas editoriales que ofrecen perspectivas recientes de literatura, poesía, cuentos y a un precio alcanzable para cualquier bolsillo. Tome en cuenta este dato a la hora de comprar y pensar en algo llamativo para sus amigos y seres queridos. Eso sería…hasta la vista…entonces. Silvia

6.7.13

Couve en el recuerdo de la pintura y escritura

...”la exigencia de la literatura me ha hecho ser un dibujante, de la frase, de la imagen”... A.C.



Adolfo Couve nació en Chile. Fue un hombre dedicado a dos facetas del arte; la literatura y la pintura. Se considera parte de la escuela realista. “La escuela realista a la que me adhiero, más que una porfía o lo que podría pensarse como un anacronismo, es en mí un sentir profundo. Tal vez por mis ancestros franceses, siempre he mirado el arte de la prosa como un desafío de exactitud, donde el contenido y el lenguaje deben restringirse en beneficio de un todo armónico, que intente la controvertida belleza. De allí que mis modelos hayan sido los escritores galos, sobre todo los del periodo que va entre los dos napoleones. Me refiero a  Balzac, Stendhal, Flaubert, Maupassant, Merimée, Michelet, Rénan y tantos otros.
 Cuando comencé a escribir me tracé una meta, no me importaron ni las vanguardias locales ni las modas; quería alcanzar una prosa depurada, convincente, clara, distante, impersonal, unos renglones donde tuviera que corregir y corregir; aprender a hacer bien la tarea, leerlos en voz alta, castigar el contenido y el lenguaje, intentar ese engranaje que da como resultado, más que un libro, un verdadero objeto.


Biografía

Couve nació en Valparaíso en el año 1940. Fue criado bajo el cuidado de jesuitas y su padre, que fue cónsul de Roma. Desde pequeño fue retraído, rebelde para su época. Hay registros que dicen que a los 9 años escribió su primera novela. Otros aseguran que el Couve pintor nació antes que el escritor, cuando su tío José le regaló una caja de pinceles a los doce años. Con ella es que pinta Racimo de payasos, obra con la que Couve se estrena en la pintura. Estudió en el Colegio San Ignacio, en la escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile, en L Ecole des Meaux Arts de París y en The Arts Student League en Nueva York.
El pintor, con un concepto de belleza muy propio, se basa en la belleza del instante, de la luz, de lo evanescente, de encontrar la poesía en los pequeños gestos cotidianos – dice Guillermo Machuca, profesor de teoría del arte de la Facultad de Arte de la Universidad de Chile.
Couve estaba convencido de             que el artista era un ser solitario. Su planteamiento se oponía a la visión marxista del arte que plantea que el artista se debe a las circunstancias sociales de su época y que su obra es fruto de las condiciones políticas en las que este se desarrolla. Para él, el artista no necesitaba de procesos ni causas que defender ni ideologías en las que apoyarse. Adolfo era de la idea de que el pintor no debía contaminarse para ser universal. Lo universal es la forma, y el equilibrio de la forma es la belleza.
En relación a su prosa, el escritor se muestra como un ser dotado de un talento perfeccionista, tanto así que escribir El pasaje, le provocó estrés, debido a que cuando se embarcaba en una obra se sumergía en ella hasta que, ésta por sí sola lo convenciera. Como dicen algunos, Couve escribía  y a su vez, su prosa tomaba peso en el papel. Los temas que trata en sus novelas son; el amor, la pintura, las relaciones maritales, todo envuelto en preciosos ambientes, descritos con la particularidad de Couve.

Lamentablemente, lo que pocos saben es que el artista sufría de depresión. Había buscado una soledad que irremediablemente lo dañaba. En 1976 se va a vivir a Cartagena. “Yo me quería ir de Chile. Y de hecho me fui, porque Cartagena es distinto a Chile. Como ahí no había plata, no lo habían destruido todo, no habían convertido las cosas en otras cosas. Había techos con árboles encima, había caminos de ripio, había recuerdos de la infancia”, le dijo en una entrevista a Cristián Warnken.
Vivir le provocaba angustia. Estuvo en tratamiento siquiátrico. Fue paciente de Lola Hoffmann. Al momento de su muerte la cuenta telefónica registraba 65 llamadas a un primo hermano psiquiatra de Concepción. Llamadas de una hora. El 11 de marzo era un tercer intento de suicidio. Antes lo había hecho colocándose una bolsa plástica en la cabeza, luego la llave del gas y finalmente la horca. Se había desconectado de toda su familia. La única persona a la que seguía ligado era a su tío José, que en los últimos años vivía en estado vegetal.
Nunca quiso aceptar la terapia. Sabía que aquello implicaba la ingesta de psicofármacos que actúan sobre la corteza cerebral, en donde se escondía su talento creativo. Entendía que el viaje había que hacerlo liviano. Y se desligó de casi todo. Algunos creen que cuando ya no tuvo más que decir, cuando cerró los círculos de su obra, decidió despojarse de lo único que le iba quedando. Quien sabe si aquello fue lo último que pensó antes de saltar al vacío con la soga al cuello en esa larga madrugada del 11 de marzo de 1998.

Bibliografías

Del autor: Alamiro 1965, En los desórdenes de junio 1970, El picadero 1974, El tren 1976, La lección de pintura 1979, El pasaje 1979, Cuarteto de infancia, obra que reúne las cuatro obras anteriormente mencionadas 1989, La copia de yeso 1989 El cumpleaños del señor Balande 1991, Balneario 1993, Cuando pienso en mi falta de cabeza, 1966, entre otros manuscritos.

Para escribir este artículo:
Prólogo del libro Cuarteto de infancia. Adolfo Couve. Cartagena – Chile, mayo de 1996. Pág.7
La vuelta del artista. Marcelo Simonetti. El Mercurio. Revista El Sábado. 30 de agosto de 2002.
Adolfo Couve: Entre dos talentos. Beatriz Berger. El Mercurio. Revista de Libros. 5 de septiembre de 1998. Pág. 7

Textos

El picadero
Cuando entramos en París llovía. Unos goterones sucios daban sobre los postigos cerrados de ese domingo por la mañana. El taxi cruzó frente al Lovre, y mi madre me lo enseñó. Yo lo recuerdo al revés. Siempre acontece que lo que se ve por primera vez, se ve mal ubicado. Con el tiempo los sitios ocupan el lugar común y se entienden. Pero así, una ciudad sorprendida en un domingo por la mañana es distinta.
¡Yo que había soñado con una capital grandiosa, una ópera espléndida, y grandes galerías y personajes célebres en cada esquina! Difícil fue encontrar un restaurante abierto, y por lo medido de la mantequilla, los contados terrones de azúcar, y la poca leche que vertían en la taza, me di cuenta de que en Europa se come mal. P. 71.

El pasaje
A pesar de ser un niño modesto, vestía con un cuidado excesivo, y la arrogancia que denotaba infundía cierto respeto. Llevaba los cabellos rubios muy cortos, y el mechón de pelo que por lo general cae sobre la frente de las personas de su edad en él estaba cuidadosamente engomado, formando un gracioso copete. El rostro era ovalado, pero no terminaba en punta, sino en un mentón inusitadamente firme para sus cortos años. Los ojos celestes y rápidos permanecían entrecerrados por la fuerte luz de la calle. La agudeza de esa mirada contrastaba con la inexpresividad aparente de sus rasgos. La nariz respingada y el labio superior fino hacían al rictus curvarse, lo que le daba un aire despectivo, casi insolente, como de alguien profundamente herido que ya no espera nada de nadie. P. 234.


La comedia del arte
Rogó a su corazón que palpitara por un tiempo para él, que sus venas poco a poco recuperaran su elasticidad, que sus encías sujetaran dientes y muelas; pidió a su cabeza no olvidara nombres, ni fechas, a sus ojos que no exigieran un nuevo aumento en sus anteojos, a sus huesos flexibilidad, a los riñones dar curso libre a los líquidos, a la cintura no caer en rigidez, a la espalda soportar por unos años todavía la carga de un cuerpo que prometió dejar en el peso adecuado.

Después de todo habíase vuelto vagabundo, iba de una situación ajena a otra, era el embajador de nada, el recadero del ocio, el agregado cultural de Cartagena, sin que nadie le encomendara misión alguna.


10.6.13

Somos libros




Eres libro cuando abres tu alma y dejas que escriba la mía,
Eres libro cuando puedo leer tu sonrisa en cada lectura.
Eres libro cuando mi ignorancia encuentra tu sabiduría e iluminas mi vida.
Eres libro cuando mi ceguerra encuentra luz en tus líneas escrita a prisa en un tip pegado a mi puerta.
Eres libro después de que una sobrecarga quemó mi computadora.
Eres libro porque cuando leo tus ojos soy realmente libre.


Somos libros y pocos nos leen. Creo, en mi caso hace varios años ninguna persona da un vistazo a mis páginas. Somos inertes, no tenemos manos ni pies para movernos y mostrarte que estamos aquí.
¿Será que nuestros contenidos ya no son interesantes para las mentes humanas? Nosotros los libros, de pie, sobre la estantería, los miramos a ratos e intentamos no ser atacados por ácaros.
¡Llévame a tu mesa del velador! Pues, quizás la única manera de existir sea a través de los entretejidos que forma tu mente en ti cuando tomas mis palabras y le das una interpretación o un significado especial. ¡Llévame a tu rutina para sacarte de ella! Podemos volar en otras épocas y otras realidades. No me veas como un fetiche, soy un algo que existió para alguien y me reunió en palabras.
Somos libros y estamos quietos, llévame a tu vida para que yo salga de esta no existencia. Haz que exista para alguien.
Somos libros...somos inertes...estamos quietos...
A ratos los humanos están viviendo en el satélite, todavía creo en los dedos que hojean mis páginas, los humanos deben vivir en este momento un bombardeo de información. Yo no soy tan solo información, soy literatura.
Soy literatura como lo es Kafka, soy literatura como lo es Cervantes, soy literatura como lo es Bovary, soy literatura porque la literatura es una historia, y la literatura también eres tú.





Poema escrito por los amigos Mario Silva Mera y Silvia Martínez Iglesias, tan solo por dejar un texto para contar sobre el amor infinito que sienten hacia las letras, la creación y los libros.



28.5.13

Mario Silva Mera; un escritor autodidacta



“Para vivir la vida hay que ser valiente. Valiente es quien no deja que el miedo lo invada”. M. S. M.



De niño escuchó muchos cuentos, su padre era un excelente relator de historias, de ahí nace su interés por escribir. Para el autor leer amplia el horizonte ya que cada libro es un mundo propio. A su vez le gusta el cine y al pintura. Fue Director del video clip “Mi auto” del grupo Sinergia en el año 2001. Entre sus vivencias de niño dice que le gusta el boxeo. Aprendió a boxear para defenderse en la época que vendía diarios. A los catorce años se hizo cargo de sus hermanos, de ahí nace su instinto y valentía para hacerle frente a la vida.
Cuando niño Silva se educó en Fundación Mi Casa, y se hizo cargo de la biblioteca. “Leía a Hemingway y Jack London y lo único que quería era viajar”, dice y cuenta que siendo pequeño leyó a Luis “Paco” Rivano y se encantó con el autor de “Esto no es el paraíso”, “El rucio de los cuchillos”, entre otras obras, hasta que Silva pudo conocerlo. “Un día le lleve un cuento, y me dijo ‘te lo leo y te digo qué pasa’, y le gustó mucho. Él ha sido mi referente en literatura”. 
"Es curioso pero la calle nos enseña una cosa que es muy difícil de adquirir, y que mucha gente instruida desconoce: la capacidad de sentir piedad. Y la piedad es parte fundamental de la materia prima de los buenos escritores.
Luis Rivano
Mario Silva ha publicado “El cojinova y otros cuentos de la pobla”. Publicado por la editorial Mago editores. Otro de sus títulos es “La Julia y el Roberto” publicada por la misma editorial en el año 2009. Novela que anteriormente había recibido el Premio en Novela del Concurso Gabriela Mistral 2004, de la Ilustre Municipalidad de Santiago.
Su obra se contextualiza en diversos sectores marginales de Santiago. Como la Estación Mapocho, Recoleta, entre otros lugares periféricos.
Ganó el cuarto Concurso de Cuentos de SOFOFA, versión 2002. Obtuvo a su vez el Premio del Consejo Nacional del libro en Categoría novela inédita por “Noche de viernes y pasta base”.
Para Mario, un escritor es un “francotirador”. En su escritura busca la empatía con el lector. Crea personajes que están entre la espada y la pared, el drama, la escena rápida se percibe en su escritura. En su proceso creativo señala que hay un tránsito, un nexo hacia la memoria emocional de sus personajes. Un hilo delgado que hace que se aleje de lo que escribe para mostrar el dolor y la profundidad de sus letras. El escritor dice que asume la pobreza, que asume  la verdad en ella, esa pobreza que él mismo vivió y que muchos hoy siguen viviendo. Para salir de la pobreza hay que asumirla y así se puede salir de ella. Pocos se reconocen pobres y marginales en la sociedad chilena, pero el autor escribe desde esa marginalidad, dejando registros verosímiles de la ignorancia y las vidas duras de la gran mayoría de sus personajes. Por lo general, cuando escribe busca dar mensajes esperanzadores en sus textos.


Hoy en día se encuentra dedicado a escribir una novela que se llamará “Toño, en la dura”, y “La prenda”.  Ambos relatos con su estilo único, periodístico, de narrativa ideal para el cine, casi con los guiones listos para ser llevados al séptimo arte.
Durante el 2012 envió algunos cuentos a México en donde con el fin de impulsar y afianzar la narrativa del siglo XXI, Ebookspatagonia (Chile) y Editorial Resistencia (México), lanzaron el Primer Concurso de Cuento/Relato Breve para e-book México-Chile, en 2012. Su cuento “El guatón de la P.P.” será publicado en una versión digital del e-book de la Antología de ambas nacionalidades.


Mis saludos a Mario Silva Mera.

11.2.13

Existe la posibilidad de detenerse...


Elogio de la lentitud. Carl Honoré



Un movimiento mundial desafía el culto a la velocidad



Para obtener un rápido alivio del estrés, prueba a ir más despacio. Lily Tomlin, actriz y cómica estadounidense.

Cuando comencé a leer este libro, pensé en que de verdad era imposible ir más despacio, sobre todo cuando una trabaja y vive en una capital, pero la verdad es que creo que las cosas si pueden ser más lentas y se pueden hacer pequeños cambios como para vivir mejor y compartir momentos con quienes de verdad queremos.
Pienso en cómo hacerlo desde Santiago, que cada día parece más agotador, pero creo que en algo se pude vivir más lento, sobre todo hoy que hay tantos estímulos, como la Internet, el consumo, el trabajo, ya basta con mencionar estas palabras para de inmediato sentir que debo detenerme, que no se debe acelerar el proceso de las cosas, que no debemos recargarnos, que no es necesario estar siempre hiper estimulados, que a la larga importa la salud, la paz, las relaciones con los demás, lo simple, al menos para mí eso es lo que importa y valorar el estar tranquila, o aburrirse de vez en cuando, ¿Por qué no? Prefiero no hacer caso a las tendencias del mundo de hoy, prefiero leer Elogio de la lentitud y avanzar sus páginas lentamente, tal cual como se lo prometí a la amiga que me regaló este libro.

¿Qué importa si no tengo Whatsapp? ¿Es en realidad importante, contestar todos los correos y correr en la web? ¿Es importante revisar mi facebook todos los días y además mostrar mi vida? Mejor me detengo para dejar de apretar enter, mejor no salgo un viernes, mejor apago la tv. y escucho música, mejor cocino algo rico y me duermo tranquila, mejor suelto la vida, que se seguro no la controlo. Detente, yo intento día a día detenerme.

Leyendo este libro encontré otros alusivos al tema, por supuesto que los recomiendo:
-          El arte de la ociosidad. Charles Dudley Warner
-          Tómate un respiro. El arte de no hacer nada. Edición de Francis Amalfi

Fragmentos de Elogio de la lentitud

Un diseñador podría ir en bicicleta a las reuniones en vez de hacerlo en coche. Los “desaceleradotes” utilizan una palabra alemana, eigenzeit, para resumir su credo. Eigen significa “propio” y zeit, “tiempo”. En otras palabras, cada ser vivo, acontecimiento, proceso u objeto tiene su propio tiempo o ritmo inherente, su propio tempo giusto. p. 50

Todo esto tiene sentido en una época en que la gente siente anhelo de lentitud. El espíritu, por su misma naturaleza, es lento. Por mucho que uno lo intente no puede acelerar la iluminación. p. 59


Elogio de la lentitud es la primera mirada de nivel internacional que muestra diferentes movimientos defensores de la lentitud que se abren paso en oficinas, fábricas, barrios, cocinas, hospitales, salas de concierto, dormitorios, gimnasios y escuelas. Este libro, a través de innumerables ejemplos nos hará replantearnos nuestra relación con el tiempo. El precio que pagamos por someternos al tiempo, a las urgencias, a la rapidez, que en muchos casos nos trae retrocesos de distintas índoles, que de seguro leyendo este tipo de obras podrán ayudarnos al menos a volver a mirar una estrella, escuchar la canción que cantábamos libremente en nuestra adolescencia, mirarnos al espejo por muchos minutos, hacernos un masaje en los pies y por sobre todo reflexionar en como llevamos la vida y como nos relacionamos con el mundo.


29.1.13

La pedagogía del vacío. Un título asertivo en el Chile de hoy


Hace unos meses tuve la oportunidad de asistir al lanzamiento de este libro que se publicó en la Biblioteca de Santiago editado por Esperpentia. El título me cautivó de inmediato; “La pedagogía del vacío”, me parece que este título le da justo en el clavo a la actual situación de crisis que vive la educación en Chile. Este libro refleja a mi gusto el vacío que produce educarse y de algún modo seguir sintiendo que pateamos piedras, es como si nos dieran acceso a un algo, pero que ese “algo” que se llama educación no logra que nos insertemos, siempre continuamos con la sensación de que no alcanzamos a leer la letra chica, con que se nos ofrece para algunos “este preciado bien de consumo”.

La prosa de Rojas proviene de la miseria, la desmoralización y la derrota, esa misma derrota que nos hace ver el vacío y que quizás ha sido el “leimotiv”  (del alemám leiten, 'guiar', 'dirigir', y motiv, 'motivo') para escribir estas historias desde la marginalidad, ese Chile que se tapa a toda costa, ese Chile sucio y pobre que se intenta cubrir con vidas que corren a pulso, reflejadas en los personajes de este libro.
Sus letras, construidas con gran mérito, nos hacen escuchar a alguien hablando con un otro en la calle, aparece el lenguaje común que usamos los santiaguinos, logra extraer el habla oral y lo lleva a estos cuentos con voces masculinas, a ratos alguna voz femenina. El ritmo de su narrativa es rápido, como lectora puedo imaginar inmediatamente lo que el escritor describe, leyendo por supuesto entre líneas, que sus personajes son personas que no tuvieron otra posibilidad y que llevan la vida que llevan por falta de oportunidades.
La particular pluma de Rojas refleja los códigos sociales, las formas de algunas generaciones de entender el respeto hacia el otro. Al leer esta obra inmediatamente la relacioné con la novela El Roberto y la Julia, escrita por Mario Silva Mera, publicada por la editorial Mago editores en el año 2009. Hago la relación con esta novela, porque ambas recogen el lenguaje común, con garabatos, con frases a medias, con el lenguajear juguetón que usamos los criollos.

Aparecen conocidos lugares, contextualizados en una pieza arrendada en la calle Maturana, un departamento de la Villa Olímpica, en mal estado por causa del último terremoto, una banca del Parque central, entre otros que cualquier santiaguino reconocería.
Mauricio Rojas (1978) ha publicado diversos relatos y artículos de opinión en revista Esperpentia. “La pedagogía del vacío” es su primera obra publicada, esperamos su prosa continúe deleitándonos con relatos de la ciudad, con sus personajes bien desarrollados, con  diálogos coloquiales, propios de conversaciones informales y distendidas, en donde como lectores logra hacer al menos en mi caso, un cuestionamiento del lenguaje que usamos, de cómo nos comunicamos, de los garabatos que decimos, de las palabras que omitimos, entre tantas otras formas que usamos los criollos en el habla. Sin duda, la narrativa de Rojas es muy interesante, y refleja esa parte de Chile que ocurre todos los días y que él como escritor logra extraer de la realidad, llevándola a relatos de muy buen ritmo, dotado de gran talento literario. La intención de este artículo es motivar a otros lectores para que busquen esta obra y conozcan la voz y visión narrativa de un debutante en las letras. Dejo la invitación para leer y conocer “La pedagogía del vacío” Dejo, a su vez, mi saludo al autor.

22.1.13

Idea Vilariño...un hallazgo reciente para mí

Poeta, ensayista y crítica literaria uruguaya perteneciente al grupo de escritores denominados Generación del 45. Encontré por casualidad en la biblioteca de un amigo, un libro del año 1955 titulado Nocturnos.

Leí un poema que me hizo mucho sentido. Lo dejo para compartir;


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Quisiera estar en casa
entre mis libros
mi aire mis paredes mis ventanas
mis alfombras raídas
mis cortinas caducas
comer en la mesita de bronce
oír mi radio
dormir entre mis sábanas.
Quisiera estar dormida entre la tierra
no dormida
estar muerta y sin palabras
no estar muerta
no estar
eso quisiera
más que llegar a casa.
Más que llegar a casa
y ver mi lámpara
y mi cama y mi silla



Al leer este poema me dan ganas de continuarlo...

y mirar mis postales
y los papeles que están cerca de mi
ver la bandeja para llevar la comida que uso todos los días
para comer frente al televisor que suena pero no escucho
y mirar la única estrella que veo desde la ventana
y sentir los ruidos de los pájaros en la mañana
recordar que debo salir, recordar que debo vestirme
que tengo que hacer algo
que no puedo quedarme ahí
y que los libros se quedan
algunos leídos
otros nuevos
a veces quisiera llegar a casa
y no salir más