30.3.08

V Parte Un tour por Mendoza y Chile

Caminé hacia la casa, ya había oscurecido, caminaba como si fuera pisando huevos, pensando mil idioteces, mi cerebro no conectaba ideas coherentes.
Volví a la casa, estaba mi hermano, mi amiga y los demás músicos, el ensayo ya había terminado. Me senté sobre un cajón peruano, me quité los zapatos y le dije a mi amiga si me podía probar sus chalas, me las probé, eran muy bonitas, de color verde, y con perlas brillantes, eran muy lindas.

Luego fui a dejarla a la micro, salimos, conversábamos algo, ya no lo recuerdo. Llegamos al paradero, nos despedimos, luego caminé hacia la casa, vi a alguien grande que se acercaba, inmediatamente pensé que era Fabián, creí que se había arrepentido de irse y que quería pasar una noche más en Valparaíso, pero no era él, era otra persona.
Me fui a la casa, intenté dormir, pero no pude pegar un ojo en toda la noche, sentía que me moría, como si miles de bichos me picaran en el cuerpo, y me quisieran hacer daño, pensaba en eso, pensaba en calamidades, como incidentes políticos, como guerras entre países, como si algo terrible fuera a ocurrir, en la madrugada le hablé a mi hermano, le dije que algo muy horrible ocurriría. Él me escuchaba, me decía que estuviera tranquila.

Al otro día desperté y la casa estaba sola, estaba la gata, sentí que me miraba extraño, salí casi arrancando de la casa, como si ya no pudiera estar sola, pensé en mi tía, una tía cercana que tengo en el puerto. Tomé una micro, me fui al plan, desde el plan la llamé a su celular, pasó algo muy fortuito, ella se encontraba a dos cuadras del lugar. Cuando nos encontramos me dijo que yo era bruja, ella no estaba bien, yo no estaba bien, conversamos en una plaza, encendimos unos cigarros y nos fuimos a su casa.
Estando allá sentí que iba a explotar, le pedí a mi tío que por favor me comunicara con mi padre, converse con el por Skype, conversé con él porque sentía que me iba a morir, esa era mi sensación, conversamos un rato, y nos despedimos, yo estaba mal, pensaba cosas que no era, estaba convencida de que Fabián volvería y que yo me tendría que ir con él. Pensaba que él estaba en la casa escondido, mi tía me hablaba, me miraba, pero yo estaba literalmente fuera de mí.
En la noche no apagué la luz de la pieza, tenía terror de estar a oscuras. Al otro día todos salieron a hacer sus quehaceres, mis primas chicas al colegio y mis tíos al trabajo. Estaba la señora que le ayuda a mi tía a hacer el aseo en la casa, conversé con ella, hablamos de sueños, yo le decía que siempre había que ir más allá, ver más allá de las cosas. Ella me preguntaba que por qué pensaba eso, yo sentía que sabía demasiadas respuestas y que ya no tenía que vivir, era como si yo hubiera llegado a un límite, y ya no podía resistir ese límite.

Mi tío me pidió que me quedara a almorzar, yo me quedé en la casa, en la tarde sentí otra vez la necesidad de estar en la calle, escuché que habría un simulacro de Tsunami en la región, fui al centro, todo estaba muy loco, la gente, los bomberos, habían actores contratados, hacían como si estuvieran accidentados, mi temor aumentó, hasta que me fui otra vez a la casa de mi hermano, me sentí un poco más tranquila al saber que él estaba ahí.
Me vine a santiago, cuando llegue, sentí que me tenía que ir de nuevo, le pregunté a mi papá si me tenía que ir, él se comenzó a preocupar, no saqué nada de mi mochila, el pánico venía cada vez peor.
El resto es horrible, me llevaron al médico, siquiatra, terapeuta, mis padres recurrieron a todo, a la medicina general y a la homeopatía. Una tarde mi madre se encontró en la micro con una conocida que le habló de una terapeuta, al despedirse mi madre olvidó anotar la dirección o algún número de contacto. Yo en casa continuaba mal, muchos amigos estaban preocupados de mí, a todos les agradezco mucho su presencia, yo quería estar bien, pero pasaban los días y mi sensación de vacío aumentaba. Una noche, por debajo de la puerta, una mano amiga dejó una nota, que era el número de teléfono de Margarita, la terapeuta de quien nos habían hablado. Fue providencial, supimos de inmediato que tendríamos que ir a verla.

Temprano nos preparamos para ir a visitarla, yo me sentía horrible, recuerdo que en la micro miraba hacia fuera y veía cosas que de verdad no eran, veía aves negras sobre los techos de las casas, un viento horrible que hacía que yo viera todo nublado, cuando la micro se detenía yo pensaba que nos habíamos quedado en pana, mis pensamientos era calamidades, una tras otras, como si me quedaran pocos minutos de vida. Mis padres iban conmigo, ellos estaban muy preocupados, no es fácil llevar una familia, lo increíble es que todos tenemos familia, pero a veces pasan situaciones fortuitas que envían la cotidianeidad al carajo, eso es horrible, sobre todo cuando sabemos que nada controlamos, pero bueno lo mío era un estrés, muy fuerte, y había que hacer algo, al menos hacer que yo durmiera.

Cuando llegamos a la consulta de Margarita, fue como visitar a una abuela sabia, su casa era verde. El interior tenía muchas plantas, había armonía y una sensación de tranquilidad y limpieza muy agradable. Yo en momentos estaba introvertida, luego me puse a llorar, soy muy sentimental, no sirvo para esconder cosas, soy muy sensible. Ella conversó conmigo, tenía una voz muy firme, algo que yo necesitaba, así como una combinación de voces que me hicieran volver y querer estar de nuevo, como antes.
Su casa quedaba en el centro, en el barrio antiguo de Santiago, cerca la calle Ejército, tuve la sensación de ir al año uno para mí, algo como una nueva oportunidad, pensé que ella conocía a Jodorowski, conocía su obra o algo, pero me hizo pensar en que en algo se relacionaban.
Ella me dio remedios naturales, dejé los otros remedios, y comencé poco a poco a sentirme mejor.
Estuve varios meses en casa, sin salir porque todo me daba miedo. Espero que al escribir esta historia esto nunca más vuelva, la verdad es que no se lo deseo a nadie.
Pasé muchos días a solas en mi pieza, sin hablar, sin querer estar, y no buscando comunicarme. Muchas personas estuvieron cerca de mí, en realidad se preocuparon, pero yo quería estar sola, así como vino esto se debe ir, pensaba.

Me mejoré con homeopatía y con fe, mucha fe, volví a recuperar la confianza. Igual, no quiero dar un discurso medio extraño a temas comunes, como las energías y que se yo, yo sé porque me pasó todo eso, creo que acumulé en mi mente demasiadas cosas, me alimenté mal, a veces pienso que solo fue un estrés fulminante, algo muy común cuando una sale de la universidad, algo así viví.
El resto ha sido estar bien, Fabián es mi amigo, a veces nos comunicamos por correo. El resto lo hago yo, lo mejor es llevarse bien con uno mismo. Igual pienso que hay que tener un destino, me gusta que me pasen cosas, me gusta que las cosas no siempre sean seguras, así que eso pues. Recuerdo este episodio de mi vida, como algo que me ayudó mucho, fue como enviar todo a la cresta y atreverse a hacerlo, encerrarse en casa y limpiarse.

Fin

5 comentarios:

hipoceronte dijo...

Literariamente, me encantó como trataste el relato, muy entretenido, muy creíble, con muchas emociones dando vuelta, se agradece la sinceridad.

A nivel personal, me alegro mucho que ahora estés bien con tu vida. Eres una persona a quien quiero mucho ,al igual que a todos los pajarracos y me alegra que seas parte de todas las tonteras que hacemos.

Un abrazote.

Lucho

carolinaiglesias dijo...

Gracias Lucho.

Lindo tu comentario, muy lindo.

Anónimo dijo...

Silvia, qué buena manera de transformar ese episodio complicado y extraño en una historia, en un cuento, y para así curarte de lo malo.
Y qué pulento que ahora estés bien, y que seamos todos compañeros en el pájaroverde y la revolvámos y carretiemos y todo.
Me gustó que la casa de Margarita fuera verde.

Muchos saludos (a tu bacán familia igual), y ojalá nos veamos pronto!

carolinaiglesias dijo...

Coronel. Vale por tus palabras. Si poh, las cosas pasan, los tiempos mejoran. Me encantó escribir esta historia, me demore un rato largo, pero es como escribir algo desde muy dentro.

Gracias por tu comentario. Yo feliz, con pajaro verde, y con que hagamos cosas y seamos amigos, eso es lo màs importante.

Puno dijo...

Increíble historia, la leí de corrido esta mañana. Tienes una manera muy especial de ir contando todos los acontecimientos de esa manera tan acelerada,agregando detalles por todos lados que de alguna manera siento que describen de manera muy precisa el ritmo con que vivías las cosas. Eso es!, el ritmo. Tu historia ha sido muy reveladora y apasionada, a full!. Me alegro mucho que estes bien y que hayas podido plasmarlo asi. Un abrazo y estamos siempre en contacto en las actividades pajaroverdeanas!